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Ya no es solo la búsqueda de mejores oportunidades: los migrantes del siglo XXI huyen de las amenazas

El sociólogo y académico de la Universidad de Princeton, Douglas Massey, estudió los distintos tipos de movimientos de población que ha habido en el mundo.

Por: Amanda Santillán | Publicado: Lunes 8 de enero de 2024 a las 04:00 hrs.
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Foto: Reuters
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La actual ola de migración a nivel mundial es distinta a los fenómenos de este tipo que se observaron en los últimos 100 años. Su motivación y componentes son diferentes según constata la investigación del sociólogo y académico de la Universidad de Princeton, Douglas Massey.

En su estudio “La forma de lo que vendrá: la migración internacional en el siglo XXI”, identifica que se han registrado tres eras de traslados internacionales masivos. La primera, forzada de africanos a las Américas durante la era mercantilista; una masiva de europeos a las Américas y Oceanía durante la era industrial; y el movimiento global durante la era postindustrial neoliberal.

Y frente a la pregunta de qué viene ahora, el experto considera que el curso probable de los desplazamientos de personas en la década de 2020 sea con un enfoque acelerado entre regiones que están en desarrollo hacia aquellas de carater desarrollado.

Douglas Massey, académico de la universidad de Princeton

“En el siglo XXI, más y más nos estamos moviendo a un nueva realidad donde la gente se está moviendo tanto para alcanzar oportunidades en la economía global, sino escapar de amenazas en lugares de origen”.

Foto: Julio Castro

Otra característica es que el motivo de la migración será cada vez más para evadir amenazas en los lugares de origen, en contraste con el acceso de nuevas oportunidades en los destinos.

Lo anterior, por lo demás, donde serán determinantes situaciones como el cambio climático y los Gobiernos autocráticos.

Para poner en perspectiva la potencia del fenómeno, el estudio de Massey grafica que se necesitaron 50 años para que migrara el 10% de la población desde México hacia Estados Unidos, en circunstancias que solo tomó cinco años para que el 10% de la población en Venezuela saliera del país y que en un mes el 10% de los ucranianos saliera del país tras la invasión de Rusia.

Massey, quien estuvo en Chile para participar de un seminario acerca de movilidad social -organizado por Núcleo Milenio de Movilidad Intergeneracional en conjunto con la Escuela de Gobierno UC-, explica que en el pasado el flujo de personas y su movimiento era “estable” y estaba conectado con el proceso de globalización económica, siguiendo las líneas de inversión y comercio internacional.

Mientras se necesitaron 50 años para que migrara el 10% de la población desde México hacia EEUU, solo tomó cinco años para que el 10% de la población en Venezuela saliera del país y un mes para la salida de los ucranianos.

“Y ahora, en el siglo XXI, más y más nos estamos acercando a una nueva realidad donde la gente se está moviendo tanto para alcanzar oportunidades en la economía global, como para escapar de amenazas en lugares de origen”, señala.

Además, apunta, existen movimientos de refugiados en el Medio Oriente, Europa, Asia y en el continente americano, que se trasladan a lugares de destino tradicionales del primer mundo -como Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda-, pero también al segundo mundo, como Chile.

En esa línea, considera que “es parte del desafío del siglo XXI” los conflictos geopolíticos que se desarrollan hoy, como la guerra en Ucrania y en Gaza, que además traen inseguridad económica.

“El desafío es manejar también este sentido de amenaza que tienen los nativos en los países de destino. Porque realmente es un mundo más riesgoso en términos económicos, que no tiene mucho que ver con migrantes, pero es la realidad. Entonces, los Gobiernos tienen que manejar el sentido de vulnerabilidad que tienen los nativos”, subraya.

Oportunidad de crecimiento

En el caso de la migración hacia el territorio nacional, Massey lo califica como fenómeno “novedoso”, pues los extranjeros han pasado ser el 2% de la población al 8,8%. “Es un gran shock para una población homogénea como Chile y es el desafío que está enfrentando no solamente Chile, sino también Ecuador y Colombia”, dice.

Acerca de qué herramientas se deberían usar para enfrentarse a la situación migratoria, Massey afirma que “lo esencial es la actitud que tiene el Gobierno hacia los migrantes”.

A su juicio, “si los Gobiernos ven a los migrantes como un problema para enfrentar, para parar los flujos y militarizar las fronteras, no solucionan los problemas y crea estados de desorden y crisis humanitarias”.

Así, apunta a que se deben aceptar como una realidad y desarrollar programas para el beneficio de los migrantes y los lugares de destino, considerando que en el primer mundo las tasas de fecundidad están bajando y la población chilena está envejeciendo.

“En vez de poner barreras para crear migrantes ilegales, hay que aceptarlos y darles una oportunidad de crecer dentro del país y para el desarrollo nacional de los lugares de destino”, señala.

Massey plantea que si bien la primera generación es más costosa para los Estados, ya que son familias con hijos que requieren salud y educación, el caso de Estados Unidos muestra que la segunda traería beneficios. “Hay que hacer una inversión, pero es una inversión para el futuro”, dice.

Según el investigador, “cuando llegan a la edad de participar en el mercado de trabajo, empiezan a repagar la deuda y, a través de sus vidas, hacen más dinero. Es un aumento neto para el país de destino”.

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